¿Estaras cuando regrese?

Estoy cansado de esperar en la puerta, de pasar de medio lado entre las sillas, de saludar al que llegó primero, de sonreirle al que no se lo merece. Estoy cansado de las lagrimas rozando la sombra de mis mejillas, de caminar por la calle con miedo a caerme, de merecer aquello que no me merece. Estoy cansado de las luces amarillas en las carreteras, de los gritos de los niños, de que se acaben las pilas,... de extrañarte.

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Aceptalo!

Aceptalo! -Gritaba anoche esa voz en mi cabeza mientras intentaba quedarme dormido-

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Está bien, lo acepto.. pero qué putas se supone que tengo que aceptar esta vez?, despues de todo.. ya escarbaste hasta el último lugar que pude haber entregado, y sí, no todo está dicho. Lo sabes.

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Tienes el poder de la destrucción, y el de dar a cada cosa que tocas, amor. Por eso tu ojos..., a lo mejor y nunca te lo dije.. pues me hizo falta espacio, pero me inspiraban confianza a diferencia de tus labios, pues me sentía inseguro frente a ellos y a tu sugestiva sonrisa. Detrás ella, tu vida, mi llanto y el abandono a lo tangible; tu sutil cuerpo.

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No quiero ser especifico, ni siquiera me conoces.

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Surgí de los sueños más incoherentes en medio de ladrillos rojos, plumas de colores, alcohol, un poco de rencor y lluvia ácida. Desde que el piso de abajo dejó de pedir a gritos tu ayuda.. las luces dejaron de reflejarse sobre tu cuerpo, el aire optó por no acariciar la media luna de tus labios; hipocritas como la luna.

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Hoy quise escribirte... desde acá. Bajo una piel susceptible a cada cosa percibida y el olor a madera concentrada.

No sé que tanto sepas de mí aun sin conocerme...

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Nada me importa lo suficiente; sin embargo soy minucioso, detallista y hasta obsesivo. Por eso mismo leo dos libros al mes siendo Sábato mi escritor favorito por excelencia; el hombre que le dio al odio la facilidad ser y al amor la tonalidad gris que se merece. Cambio de loción cada que se me acaba pues no me gusta la monotonía, pero sí oler bien. Compro ropa solo de vez en cuando... y no, no me gusta peinarme. Paso horas en el sofá verde de mi sala, me hostiga el olor del isodine y me embriaga el olor de la crema dental.

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Me gusta el fútbol, sin ser lo primero en mi vida y veo porno una vez al mes; nada personal. Soy un poco racista y me perforaría la vida, dejando escapar hasta el último suspiro; tengo un piercing en la ceja derecha, el tagus en la oreja izquierda y una expansión en la otra.

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Me tatué un sueño, y cada una de las palabras que no soy capaz de dar a conocer, de expresar, de regalarlas y dejarlas sin dueño.

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Soy apasionado, carismático y a la vez, bastante.. compulsivo. Me gustan los besos cortos y que me muerdan el labio inferior muuy despacito, como si la vida se fuera en un momento, como si cada partícula de materia solida se derritiera y se fusionara con nosotros.
Como si nos fusionaramos con el mundo; porque sí,
SOMOS
PIEZAS FUSIONADAS.

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¿A qué huele el amor?

¿A qué saben tus lágrimas desbordadas en el tiempo?

¿Estaras cuando regrese?