Dos

Aseguré no ser de nadie porque solo yo, me pertenezco...


Él huele a algodón.
Huele a quipitos, como a nubes en un día claro, como... cuando cierras los ojos para imaginar.

Sobre él, la luna flota en el aire. Sobre el, los astros giran de forma diagonal y los unicornios ascienden desvariando; como el amor.

Fenix que renace de sus cenizas cada vez que muere; la resurrección es su método de liberación, como la flor expuesta después de otoño y la detallada serpiente cambiando de piel periódicamente detectando las vibraciones mas insignificantes del suelo, del cielo... el que por cierto le pertenece, al igual que mi voz.

A veces, duerme por las tardes y sueña despierto por las noches. Encaja en su propia memoria y se confunde con los recuerdos que lo asfixian en una gran ciudad donde existir no vale y aún así se cautiva a sentir bajo su piel.

El cigarillo, la ducha, navidades sórdidas, el colchón y las escaleras. Espejos sobre la cama, canciones mudas y pingüinos color rosa. Los trident en el bolsillo y el encendedor sin propano.
El lunar sexy, la sonrisa inclinada. Lo significativo de 20 minutos, lo corto de unas cuantas horas.

El tiempo se intimida a su lado, se contrae, muere en sus manos al lado de susurros confiados y del espacio desplazado. Entre hojas de papel quemado y sharpies sin tinta, al lado del carbón, debajo del eslabón perdido.

Es amante de la noche y esta lleno de vicios cabales; simétricos. Tiene una mirada impenetrable, la piel suave y sus poros me sujetan a él, a quererle... a mimarle; a amarle.
Sus mejores escritos están bajo sus sabanas, tecleando mi piel o en lugares en los que el contacto físico y púdico es superlativo.

El hilemorfismo acepta que exista la forma sin materia, pero no la materia sin forma. Yo, por mi parte, acepto que exista el amor sin cuerpo pero no un cuerpo sin amor. Porque el amor lo es todo. Y a él lo amo.

El vapor mixto sin él, me hizo notar que no sabia nada del viento. Al hallarme sin sus gestos y sin su voz me hago aprendiz del tiempo y mendigo un corazón ajeno que en algún momento, fue mío. Cautivando emociones, desprendiendo sensaciones: Olores de colores, colores vistos con los codos, dos que eramos uno. Y uno mas uno: dos. Nosotros.

2 buscandome:

Anónimo dijo...

Ufff... me has dejado muda...

El Meli, el tiene el aroma que debe tener un ángel... el huele como el amor...

Anónimo dijo...

ya lo dije, te lo dije...
de puuuta madre sí esta
te quiero, mi niña del paraguas de vainilla

Mi foto
Bucaramanga, Santander, Colombia

Aquí estoy yo;

Sentada en medio de la noche celando a la luna que llora en silencio.


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