El último día del primer mes del año

Yo creí que el video iba a ser con el otro, y todavía de vez en cuando pienso en cosas para ojos ciegos.

Memorias persistentes que reinciden el último día del primer mes del año, y uno recuerdo que quedará en mi cabeza para siempre.  Dos cuerpos que no resistían la fatiga adicionada, una panadería francesa en el cerro, y un bus re-dominguero. Una subida, una bajada y un libro de Platón.

La foto más espontánea y a la vez bonita que me he tomado en la vida.

Un beso, un abrazo y sonrisas que se desvanecen cuando llega el ocaso y reacciono dandome cuenta que la vida no es lo que estoy pintando. Que me estoy enredando en un error repetitivo, pero hoy, después de este monton de letras juntas se detiene. Y todo bien, la culpa es mía, no tuya.

Igual gracias, por el niño high, por los trips con brillo de nube, por la playa bogotana y por el oro.
Por las risas, los cigarros, la compañía y el pan.
Por un pedazo de algo intangible y un futuro que no sucederá.