Cuentele la historia de Patricia;

-... ese es otro cuento -dije-


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- 15 centímetros debajo de la garganta... tal vez un poco más hacia la derecha
- Ahí? 
- No, más abajo
- Ahí?
- Sí, ahí
- y ahora qué?
- Es tuyo


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Una vez me atreví a regalarle el corazón a alguien que no estoy muy convencida de quien era. Se disfrazaron los rostros en el cielo y los astros se hicieron ostensibles.  Jamás supe cómo fue que pasó todo, el tiempo no me habló, pero sobrevolaba mis cejas y mis oídos haciendo que con un articulo de más o un cambio de tono el mundo se me fuera por una alcantarilla.
Porcentajes, horas, nombres y sensaciones vienen a mi cabeza, son tantos que si recuerdo un gesto más, no dudaré en morir tras el corto circuito de mis neuronas, con el eco que repercute en el subconsciente gritando valiente como si no me martirizara el pasado figurado:


Luis Felipe,
y algo se desvanece por dentro. Como las nubes unificándose para dejar de ser una, volátiles, como la unión de ideas, como los intereses comunes; como el amor que me brindó y los sueños que quedarán en mi memoria haciéndose, con el paso de los años, menos maravillosos.




Hice promesas que cumplí y el falló. Corrí trás de él, literal y tras de mi el tiempo que sin duda me atrapó. Le hice una caja de chocolate y masmelos regalandole mi olor. Lo quise llevar a la luna pero jamás sentí como si me perteneciera, porque era lola, la dueña del reflejo de su alma. Gasté minutos, horas y siglos de letras. Desvelé mi carne  y casi repito un año dos veces. Lloré mientras moría y resusitaba sin un cuerpo, y aun, de vez en cuando lagrimas aparecen en mis ojos al escuchar a lo lejos sonar en el radio un


"Pasa la noche conmigo bonita, ..." 


Y así, se me va la vida detrás de las puertas y las ventanas que se cierran al paso del viento. Sin darme cuenta me quedé estancada en un imposible, en un ideal;  ahogada entre paredes sin colores, sin rojos para desdibujar. Y seguí prometiendo cosas jamás cumplidas, buscando amores nada racionales,   intentando dejar atrás el unico pasado que me atormentaba y morí mil veces, por él y en él. En un callejon que olia a polvo y a hierva. 




Fueron tantas cosas, vueltas de fondo y los acordes de una guitarra mal afinada, sonrisas que quedaron pixeladas en memorias elocuentes, un corazón averiado como el avión a control remoto de un niño de 3 años; destrozado por tantas caídas. Fueron citas desnudas, canciones y letras que jamás olvidaré, junto a el sentimiento sublime y todo aquello que no compartíamos. 






15 centimetros bajo la garganta, de vez en cuando, laten pacientes. 






... y lo de Patricia, lo de ella es otra historia..


3 buscandome:

Karla Galaviz dijo...

bOnito nombre y bonito blog :)

todo bonito!

Juan Sebastián Rueda Peñaloza dijo...

Me gusta esta entrada.
Creo q te veo desde otra perspectiva.

lilo dijo...

uffff... creo k me doliò 15 cm. debajo de la garganta... mi peque... seguimos transitando las mismas calles...

Mi foto
Bucaramanga, Santander, Colombia

Aquí estoy yo;

Sentada en medio de la noche celando a la luna que llora en silencio.


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