Por alguna razón el olvido no se apoderó de mi, ni del recuerdo falaz de ese lunar invisible que tenias en el cuello o de las incoherencias absolutas, supongo que por eso te escribo -por ultima vez- hoy, debajo de la lluvia y encima del cielo; porque para recordar solo se necesita haber vivido.
Una historia que se armó entré pixeles y se desgastó sobre el pliegue que tus párpados hacían al caer. Sulfurada entre emociones estériles y engaños injustificables las huellas tangibles ultrajan todo lo que fue. TODO LO QUE FUIMOS. Ahora miro atras y veo el presente, agacho la mirada y me doy cuenta que no fue nada, que no sentí nada mas que el vacio de algo que siempre faltó: tú. Ahora me doy cuenta que.. los sueños no fueron mas que pesadillas y que ahora entiendo que rapuncel y los padrinos mágicos, nunca dejaron de ser eso; mágicos. Seres irreales sin metas especificas, como tu. Como tu pelo y tus ojos perfectos, los gestos al hablar y tu forma de escribir.
- sigue en Argentina?
- no sé
- pero tu me dijiste que se había ido...
- yo dije muchas mentiras
- qué?
- sí, como él
No fue más que eso, años empapados en un error de obstinación y e hipocondría, lágrimas artificiales y risas quebrantadas por suspiros abúlicos, insensibles y frios; como la última tarde juntos, como mis pies al oir tu voz salir del closet.
Acepto que me acobarda la idea de haberme enamorado de la luna, del amor y de los susurros inconscientes, de los dioses inestables y de los dibujos en el aire, pero lo que mi corazón padece no son los errores, ni los daños causados, ni las pantallas planas, ni la hierba, ni los desmayos.
*
Lo que sobrelleva son las ganas de revivir; las subidas y los bajonazos emocionales, las llamadas a toda hora, las dormidas juntos, la falta de todo... y todo lo que se fue con un pestañeo fugaz, con un viaje a la Patagonia. Las ganas de devolver el tiempo y revivir las tardes eternas y las noches que se quedaban sin horas para nosotros, los dolores de cabeza y los celos infundidos sin mayor razón. Estabas loco; cosa que nunca me molestó, que jamas habría refutado de ti... porque era tu esencia, tu presencia y cada parte de ti, que te hacia único e irrenovable. Ojalá nunca hubieras aparecido en mi vida; te hubieras quedado viviendo bajo el mar, en Egipto o en donde el pecado no existiere. Porque es el dolor mundano el que me atrofia.
*
Y aunque las promesas no valen nada, prometo no volver a buscarte, ni a soñarte despierta. Prometo no volver a nombrarte ni a ti, ni a tu mano izquierda, ni a los besos esclavos, ni a ese corazón que jamas me perteneció.

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